Los personajes frontales de báculos en la iconografía tiahuanaco y huari: ¿tema o convención?
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Boletín de Arqueología PUCP; Núm. 5 (2001): Huari y Tiwanaku: modelos vs. evidencias. Segunda parteAbstract
Son sólidos los fundamentos empíricos y teóricos de la difundida hipótesis que todas las imágenes de la "Deidad Frontal de Báculos" y de los "Acólitos alados de perfil" en los estilos tiahuanaco y huari se derivarían del mismo modelo, este mismo cuya supuesta versión canónica se habría conservado en la Portada del Sol? Tras revisar la ubicación de las piezas figurativas en los espacios ceremoniales, conocida a probable, y después de haber analizado en detalle el repertorio de rasgos, convenciones figurativas y modalidades de composición, el autor ha llegado a la conclusión de que tales fundamentos no existen. El diseño de la Portada no se repite en ningún otro relieve figurativo de Tiahuanaco. Tampoco la decoración del Monolito Bennett, la escultura que supera en monumentalidad y complejidad del diseño a las demás, puede ser considerada un modelo: varía sustancialmente el número, características, posturas, distribución y orientaciones de integrantes de cortejos. La postura frontal y la de perfil carecen de vínculo con la identidad de los personajes que la adoptan, sino más bien se expresa en ella la relación circunstancial de jerarquía dentro del grupo. Varias deidades diferentes fueron representadas frontalmente para enfatizar su rango respecto a los demás seres sobrenaturales que los acompañan en los frisos. Para expresar la identidad de cada una de ellas, los escultores recurrían a un repertorio convencional de signos con los que rellenaban cetros, estólicas, lagrimales, cinturones, plumas del tocado radiante y otros detalles del cuerpo antropo o zoomorfo. Varios pintores de cerámica y tejedores huari emplearon con gran pericia y creatividad este mismo sistema de signos y convenciones figurativas. La usaron, entre otros, para crear algunas imágenes de deidades de alto rango cuya personalidad iconográfica carece de antecedentes conocidos en el altiplano y podría remitir a cultos locales. Por ende, la aparición de la compleja iconografía tiahuanaco en la cuenca de Ayacucho es un fenómeno que difícilmente puede explicarse por medio de influencias formales, a raíz de contactos casuales, v.g. el uso coyuntural de mano de obra foránea, ni menos como resultado de intercambios comerciales o de la difusión del culto de una divinidad precisa. Existen evidencias claras para sostener que las elites residentes en Conchopata y en Huari decidieron enfatizar su origen foráneo, su parentesco con los linajes gobernantes y con las deidades del altiplano por medio de la decoración figurativa de vestidos y de la parafernalia. Front Face Figures with Staffs in Tiahuanaco and Huari Iconography: Theme or Convention?In this article, the author argues that the empirical and theoretical foundations of the proposition that all Huari and Tiahuanaco iconographic renditions of the Staff God and accompanying angels derive from a single model (i.e. Tiahuanaco's Gate of the Sun) must be questioned. This conclusion is based on two different lines of evidence: a) the known or suggested provenience of Tiahuanaco and Huari ceremonial objects, and b) the repertoire of motifs and figurative conventions as well as the compositional methods that dominate the rendition of these images. The specific iconographic design of the Gateway of the Sun is not repeated in any other lithic sculpture at Tiahuanaco. Not even the decoration of the Bennett monolith, which surpasses all other sculptures at the site in monumentality and complexity, can be considered a model. In all these sculptures, the number, characteristics, posture, distribution, and orientations of portrayed personages can not be taken as character-specific. Consequently, it is suggested that this only express hierarchical position. Several deities were depicted in frontal perspective to emphasize their rank above all other supernatural beings represented in the same scenes. To express identity, the artists employed a conventional repertoire of signs that were added to staffs, spear throwers, tear bands, belts, headdress rays, and other details of human/animal bodies. Huari pot painters and textile weavers used this same repertoire of signs with great skill and creativity. Among other things, they used them to create high-ranking deities whose iconographic individuality has no antecedents known in the altiplano, and so consequently, they probably belonged to local cults. In conclusion, the presence of complex Tiahuanaco iconography in the Ayacucho Valley cannot be explained by formal influences based on casual contacts (e.g. sporadic presence of foreign workers and artists), commercial exchange, or the diffusion of a monotheist cult. On the contrary, mounting evidence indicates that the Conchopata and Huari elites consciously decided to emphasize foreign origin probably kinship with ruling lineages and deities of the altiplano by employing Tiahuanaco's symbolic design repertoire in their clothing and ritual paraphernalia.